Este corto de Krzysztof Kieslowski que realizó en su época de estudiante en la Escuela Superior de Cine de Lodz es un claro reflejo del tipo de películas que iban a popularizar directores como Godard, Fassbinder, Rohmer y Truffaut en los años 60 y 70. A través de una argumento anecdótico y de una puesta en escena natural y muy sencilla, el autor de La trilogía del color comienza a experimentar con uno de los elementos fundamentales de su filmografía: las miradas.