En Disque 957, Germaine Dulac intentó recrear visualmente los motivos del Preludio en B bemol de Frédérique Chopin, que fue inspirado, según George Sand, por un día gris y lluvioso en La Grande Chartreuse, en Mallorca. Clasificada como abstracta por la mayoría de los historiadores, la película es una experiencia de "cine puro”: un cine que ha repudiado el habla para ser exclusivamente un lenguaje icónico, vehículo de sensaciones y emociones, igual a la música.